Frustrados por cuotas de visitas a pacientes que ellos consideran injustas y les obligan a apurarse, yendo de un paciente a otro, y no poder dar recomendaciones sobre decisiones cruciales de cuidado de los pacientes, casi 30 trabajadores de Providence Sonoma HomeCare, incluyendo patólogos de lenguaje, fisioterapeutas, asistentes médicos a domicilio, y enfermeras vocacionales con licencia, votaron abrumadoramente en agosto para unirse a NUHW.
Entre ellos estaba Arica Essner, una terapeuta ocupacional que viaje por todo el Condado de Sonoma todos los días, proveyendo cuidado en casa a personas que se recuperan de una cirugía y otros padecimientos. Ella ha visto cómo el sistema corporativo Providence cada vez impacta más el trabajo de ella y sus colegas.
“Antes, tenías flexibilidad. Podíamos pasar tiempo con los pacientes sin sentirnos presionados de ir al siguiente”, dijo Essner, quien agregó que muchos de sus pacientes requieren atención detallada y experimentada que no puede apresurarse.
Sin embargo, Providence impuso un sistema de cuota de puntos en base al tipo de cuidado que se provee a cada paciente. Essner dijo que es casi imposible cumplir con dicha cuota en un día laboral de ocho horas por las distancias entre las casa que visitan y el tiempo requerido para la documentación y otros servicios.
“Tenemos que recortar (el tiempo) en cada visita e ir al siguiente paciente o trabajar después del turno”, dijo, y añadió que esto es particularmente abrumador para nuevos empleados, quienes a veces deben trabajar varias horas después de acabado su turno para terminar con todo su trabajo.
“No podemos ser tan eficientes, y a veces cometemos errores porque estamos apurados”, dijo Essner. “Básicamente, pasamos la hora del almuerzo y de descanso manejando”
Esto, combinado con salarios bajos, generan que muchos dejen el trabajo, lo que impacta en el cuidado al paciente.
“Siempre estamos entrenando a alguien”, dijo. “Es difícil proveer atención de calidad cuando debes recibir cuidado de alguien nuevo constantemente”.
Essner dijo que su prioridad es negociar un contrato que mejore los salarios y reestructurar el sistema de puntos para que sea más justo y no pierdan más trabajadores.
También quieren que Providence los compense por usar sus propios vehículos para trabajar (actualmente, la empresa solo les paga por las millas que conducen) y les reembolse los créditos de educación continua.
Pero lo más importante es que quieren tener la oportunidad de plantear estos y otros temas y que la gerencia haga algo al respecto.
“Los trabajadores están emocionados y un poco abrumados por todo lo que todavía tenemos que hacer”, dijo Essner. “Pero yo les digo: ‘Si quieren tener voz y voto, es hora de dar un paso adelante y negociar en lugar de simplemente quejarse’”.